El mundo de antivirus

jueves, 14 de enero de 2021

Al final del año pasado apareció una noticia que confirma la popularidad de los messengers comerciales en la vida diaria. Resultó que los datos sobre las rutas de desplazamientos de las personas importantes (el presidente, el primer ministro, el presidente del Consejo de Federación, los directivos del Consejo de Seguridad, los líderes de países extranjeros) se recopilaban en los chats de WhatsApp. Y lo hacía el personal del Centro especial de seguridad de circulación. Resulta que estos chats con los datos actualizados a diario existen ya desde hace tres años. Tienen tablas con señales de llamada de los objetos de seguridad estatal, las matrículas de sus coches, las horas de paso de vehículos, los destinos y los apellidos de inspectores que los acompañan. La información se reveló por casualidad, por un empleado mosqueado, por lo tanto, es probable que haya más datos privados que se recopilan de forma similar.

Además de este escándalo, que, según lo comunicado, provocó la dimisión del Jefe de Administración de la Inspección Estatal de Seguridad Vial, apareció otra noticia diciendo que a principios de este año WhatsApp modificó su política de seguridad y a partir del 8 de febrero de 2021 transferiría todos los datos personales de sus usuarios al sistema de publicidad de Facebook. Y no se podrá desactivar esta función de ninguna forma. Los que no están de acuerdo con los cambios, no podrán usar WhatsApp y sus cuentas serán bloqueadas.

Y resulta que bastantes personas no están de acuerdo, y esta novedad de WhatsApp causó lo siguiente: muchos usuarios cambiaron a Signal y Telegram. Y es que WhatsApp perteneciente a Facebook, anteriormente también solía recopilar los datos (según algunas normas de esta empresa y usando sus centros de datos de la misma o alquilados). Pero esto no le preocupaba a ninguno de decenas de millones de usuarios. Pero cuando WhatsApp cumplió con una formalidad habitual norteamericana, declaró que ahora estos datos se transferirían a otra empresa (del mismo grupo), los usuarios se asustaron y cambiaron a los messengers que aún no transfieren sus datos a nadie.

Pero al mismo tiempo no solo Facebook recopila los datos – el mismo solamente encabeza una lista de los que disponen de la información más detallada sobre los usuarios (a propósito, se puede consultar su «Política de uso de datos»).

Todos los servicios se dedican a la recopilación de datos, algunos realmente se dedican a mejorar la calidad del servicio de clientes, y otros para vender la información recibida. Pero en ambos casos hay riesgos de filtración de estos datos. Y no solo por negligencia de los administradores del servicio que revelan la contraseña del mismo, o a causa de un hackeo. Apareció otra cosa más – «a causa de guerras de bloqueos». Así, por ejemplo, a causa de las acciones de bloqueo de la red social Parler, el 11 de enero del año 2021 los terceros han podido descargar casi todo su contenido.

Las redes sociales recopilan los datos de usuarios y deciden qué información puede o no puede ser publicada. Deciden qué información es verdadera o no. Las redes sociales y los servicios mismos deciden a quién bloquear.

De momento todo esto provoca solo pérdidas financieras y acciones judiciales. Las participaciones del servicio de microblogs Twitter en el trading preliminar de la Bolsa de valores de Nueva York cayeron más de un 7% cuando el mismo, el 8 de enero, bloqueó la cuenta personal del presidente de los Estados Unidos Donald Trump por un riesgo de “provocación de violencia”. El proveedor de Idaho del Norte bloqueó acceso a Facebook y Twitter a causa de la censura realizada por los mismos. La red social Parler presentó una demanda al Juzgado Federal de Seattle contra Amazon que el 11 de enero desactivó la red social porque la misma contenía la información que provocaba y aprobaba la violencia vinculada a los eventos de aquellos días en los EE.UU. (pero más bien porque los partidarios de Trump usaban mucho esta red).

De todo esto podemos deducir que llega otra época para Internet que se convertirá en Clusternet cuando toda la red será dividida en segmentos con su propia verdad y mentira. Y su propia censura, pública o privada.